Pensándolo bien, no existe nada mejor que tener seres con los cuales compartir momentos comunes buenos o malos; situaciones que con el tiempo se convierten en recuerdos divertidos.Debo decir, que recordar mi infancia me llena de nostalgia pero sobre todo de mucha satisfacción... y digo esto por muchas razones.. trataré de describir algunas vivencias para compartir con mis amigos las imágenes mentales que me acompañan noche y día.
Recuerdo por ejemplo que todos mis cumpleaños, a propósito de mi mes aniversario, mi hermana menor Mildred y yo tenemos fotografías detrás de la mesa nunca se quedó, donde compartimos no solo el pastel sino el atuendo, eso pasó durante años .
También recuerdo, con mucha nostalgia - que por ser contemporáneas - ella me invitaba a jugar muñeca y yo solo aceptaba la invitación si ella me cedía el mejor lugar para instalar la casa de mi muñeca y las mejores ropitas de sus muñecas.
A mi mente llega, la boda de mis padres mi hermano más pequeño Manuel tenía unos zapatos tan apretados que estar de pie se le hacia practicamente imposible.
Tambien recuerdo que mientras viviamos con mi tío Benigno en tiempo de malaría, mientras todos jugabamos como niños, mi hermano se divertía jugando dentro de un saco en la galería de la casa ubicada en el segundo nivel, el pobrecito se calló por las escaleras, que fuerte fue el golpe que se dió.
Como estas podría contar miles, pero si continuo mis lagrimas llegarían al río... Ahora ya somos grandes, y por cuestiones de trabajo, tiempo, compromisos personales y de pareja no tenemos tantas historias que contar, pero cuando sacamos tiempo para recordar nos reimos tanto que nuestras carcajas nos obligan a derramar dulces lagrimas.
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